Grupos.

No les temblará ni un músculo cuando se trata de sus ambiciones, en el camino al éxito los obstáculos no son más que piedras para hacer polvo, la codicia les corre por la sangre y es ésta misma las que los llevará a la perdición absoluta. Alzados sobre las ruinas de lo que antes fue una relación única, Caín solía ser una única y envidiada casa junto a Abel, fundada por los hermanos Byrne para lograr control y poder absoluto en los pasillos, para que a la gente le tiemble el cuerpo de tan sólo ser escuchados, pero el deseo en exceso y los actos impulsivos de uno de los hermanos mandó todo al mismo infierno. Se separaron en dos casas, y sus miembros se odian a muerte. Los de Caín piensan sólo en ellos cuando el mundo puede estar en llamas, conociéndolos, lo más seguro es que ellos sean también los que provocan todo incendio, se mueven por impulso e instinto, y eso mismo muchas veces los lleva al error, al arrepentimiento, a las condenas, de ellas corren, huyen; corren la hoja y empiezan a escribir un nuevo capítulo. Siguen siendo Caín, avaros y sin escrúpulos, impulsivos, pero en los últimos años han sido la casa con mayor grado de abandono, donde muchos de sus mejores líderes han abandonado Skye sin dejar ni una despedida.

Al igual que Caín, son el resultado de la ruptura indiscutible entre los hermanos Byrne. Comparten sangre con ellos, la misma que corrompe el alma de ambos, comparten esa asquerosa codicia que los mueve por la vida. Los hijos de Abel también, quieren prestigio, también anhelan sentarse en el trono de todo, ser observados con admiración mientras, ellos, ven el mundo arrodillado a sus pies, sin embargo, lo hacen con mayor sutileza que Caín, saben lo que les conviene y si de disfrazar actividades se trata, ellos son los correctos. Abel y Caín, aunque similares, difieren en un rasgo esencial: la premeditación. Sí, los de Abel también son codiciosos, pero mientras que a Caín le corre sangre caliente por las venas, Abel es puro hielo. No dan un paso sin pensarlo dos veces, son las mentes maestras detrás de cada acto, el cerebro calculador de todo triunfo, o atentado, dependiendo de su lado de la historia. Líderes por naturaleza, así como sus renegados hermanos de Caín, pero también exclusivos, superiores, solitarios, son aquellos que llevan por premisa un lema: ”Aliados, no amigos”, y realmente creen en ello. Selectivos por instinto, no confían en nadie más fuera de Abel, y mantienen aquel aire de elitismo singular en una academia ya bastante clasista.

De alma pura, de corazón de oro, son la mano que está ahí para ayudarte. Son seres altruistas, sacrificadas por el bienestar del prójimo, la bondad es lo que las distingue por arriba de todos, son organizadoras de eventos de caridad y el más dulce regalo es la sonrisa que te dan cuando sus sacrificios rinden frutos. Orgullosas y trabajadoras, muchos han subestimado a la casa de Eva hasta avergonzarlas o burlarse, ¿cuál es el argumento?, pues el más incoherente de todos: ser mujeres, el sexo débil. Pero en la casa de Eva hay líderes, mujeres con con astucia y mente fría. Pero tan ingenuas también, más de una vez han sido víctimas de engaños, creyentes de un mundo y futuro maravilloso de paz e igualdad parecen olvidarse que el presente hoy es hostil y no tiene miedo en golpearte. Es por eso también que, en los últimos años, han desarrollado una segunda fama: la de traicioneras, las que te engañan y no temen en clavarte un puñal por la espalda, confiar en ella es poner las manos en el fuego sabiendo que te vas a quemar. Se han acostumbrado a sobrevivir bajo la mano del hombre, a aceptar los insultos con tiernas sonrisas en sus rostros mientras por dentro se desata una guerra para llevarte a tu fin. Han dejado de ser las damiselas en apuro para vestirse bajo la piel del lobo; pues saben perfectamente que son las únicas capaces de defenderse de este mundo gobernado por el hombre.

Perfectos, impecables, incorruptibles. Los miembros de la casa de Adam son el ideal perfecto del estudiante de St. Peter… al menos hasta donde alcanza la vista. Las notas más brillantes, la actitud más intachable, todo padre quisiera que su hijo fuese aceptado por esta casa. Son caballeros en su totalidad, los muchachos con la mejor educación, los mejores modales. Actúan como reyes y es porque tienen la corona sobre la cabeza. Son seres que han nacido para brillar, para tener un futuro lleno de posibilidades y cuyo apellido es capaz de abrir cualquier puerta. Herederos de grandes fortunas, cabezas de familias que han cosechado sus fortunas por siglos. Pero no todo en ellos es un cuento de hadas, las realidades escondidas detrás de sus máscaras van más allá de lo que podrían llegar a admitir. En los últimos años se han ganado la reputación de los más caprichosos, de ser quienes tienen al mundo comiendo de sus manos y cuyos intereses poco a poco han ido dejando los estudios. Vanidosos, mimados, fiesteros. Son quienes organizan la mayoría de las fiestas, mismas que suelen involucrar sustancias ilícitas que terminan dañando (o intentando) a más de una Eva.

No todos los estudiantes de St Peter pertenecen a una de las hermandades. Algunos deciden mantenerse al margen del drama y las responsabilidades que ser parte de una de las casas acarrea, y otros no cualifican para ser seleccionados por la casa de su elección. Estos estudiantes, tanto los que no están interesados en una casa como los rechazados, son asignados a los dormitorios estándar de la academia. Usualmente los hermanos de una casa no prestan mucha atención a los lobos solitarios, como suelen llamarlos, pero molestarles es un pasatiempo. Si algo te ofrece una casa, además de dolores de cabeza, es protección, de la cual carecen estos estudiantes. Los estudiantes becados tienden a terminar dentro de este grupo gracias a la discriminación y al 'pedigree' de las casas, aunque cabe resaltar que un reducido número sí es aceptado en estas.

Sobre quienes recae la tarea de crear un poco de control en la academia, o al menos la ilusión de este. Dentro de este grupo entran los profesores, guardias de seguridad, conserjes, cocineros, y demás trabajadores de la academia. Reciben un muy buen sueldo, pero son prácticamente elegidos a mano por los miembros de la junta directiva. Solo lo mejor de lo mejor en St. Peter.

Residentes de la isla. Algunos nacidos en la misma, otros llegados por el paso de los años. Son quienes mantienen en pie toda la economía del lugar, siendo dueños de las tiendas y residencias que se encuentran en el pueblo cercano a St. Peter. Muchos de ellos devotas de la religión, aunque existen quienes han dado la espalda a Dios y se encargan de desmentir todos los milagros que dicen haber presenciado los creyentes. Aquí encontrarás personas buenas y malas, mentirosos que se esconden bajo la piel de un inocente cordero y quienes están dispuestos a averiguar qué ocurre detrás de la tan famosa academia.