Valhala + tramas.

femenino — +18 años

Hace unos años, en unas vacaciones de verano, Bazz conoció a Jane. Para ser claros, os resumiré que Jane era idiota, pero estaba muy buena. Mucho. Así que, en realidad, poco le importó a sueco que no supiera juntar ni las cuatro letras de su nombre. Fue un verano bonito, en el que Bazz y Jane comieron helado, pasearon bajo las estrellas, y rompieron dos cabeceros y las patas de tres camas. Fue verano genial. Bazz, que había dicho llamarse Dean, se despidió de Jane con un tierno "hablaremos por teléfono, nos veremos el verano que viene".  ¿Y qué pasó? Que cambió de número, que el verano siguiente veraneó en otra parte. Que la pobre Jane se quedó esperando a un chico que, en realidad, ni siquiera existía. ¿Qué fue de Jane? No nos importa, porque a parte del par de tetas, no había ninguna otra cosa que interesase a Bazz de ella. ¿Quién sí que importa, entonces? La mejor amiga de Jane. Sí, porque por alguna razon, aguien ha encontrado algo en Jane que merece la pena. Esta chica, por ejemplo, fue la que aguantó una y otra vez las historias sobre el maravilloso verano de la boca de su amiga, fue la que vio cien veces las fotos, y fue la que soportó la llantina histérica de Jane cuando su amor veraniego se quedó en eso. También fue la que se encontró con Bazz, de frente, un día por el campus; fue quién lo reconoció, quien le pidió expliaciones sin obtener a cambio más que una carcajada. También es quien, a día de hoy, no lo puede ni ver.

femenino

Aunque el uniforme lo obligue a taparlos, Bazekj tiene el cuerpo lleno de tatuajes. Los hay de todo tipo, siempre en blanco y negro, que cuentan millones de historias. Frases, números, símbolos, objetos que retienen recuerdos importantes. Pero tambien hay -y he de decir que son sus favoritos- retratos. Hay en su piel los rostros de personajes célebres que significan algo para él. Pero también hay personas anónimas: rostros cuyos rasgos no representan a nadie en especial, que han salido de la imaginación de algún tatuador o de la suya propia, porque las musas lo han querido de esa forma. Bazz se sabe, de memoria, cara facción que hay grabada en su piel, y qué significan las sonrisas o las muecas. Os podéis imaginar la cara que se le quedó a él cuando, por el pasillo de ese puñetero infierno llamada escuela, se cruzó con una chica que ya conocía. No porque fueran amigo, ni siquiera habrían cruzado palabra alguna vez. De hecho, era la pimera vez que la veía en carne y hueso. Pero no en tinta. Porque la llevaba sobre su propia piel.

Hela

femenino — 21/23 años — Caín/Abel/¿Eve?

El egoísmo, los celos, la posesividad. Todos esos son los rasgos pricipales del sueco, y no van a cambiar después de 23 años de vida. Para Bazz solo importa Bazz, después Bazz, y después Hettie. Nadie -ni nada- más. Es ta dificil que confíe en alguien, que llegue a sentir aprecio, afecto, apego por otra persona que no sea su hermana, que nunca jamás se ha tomado la molestia de intentarlo. Pero una vez, hace ya tiempo, y sin que nadie se lo esperara, conoció a alguien. Ni si quiera él podría explicarlo... Pero se sintió bien. Cuando estaban juntos, él estaba cómodo, a gusto, tranquilo. Mu seguramente haya sido su relación más estable. No se llamaban "gordi", ni iban de la mano por los pasillos. Pero hablaban todo el tiempo, se daban las buenas noches, y sus ojos se buscaban todo el tiempo. No, no estaba enamorado, pero podría haber llegado a estarlo... Si ella no la hubiese cagado. ¡Ah, sí! Pues, por primera vez en su vida, no fue él quien metió la pata. Fue un día, un mensaje de texto "Se acabó, hay alguien más". Una herida abierta. Y, joder, cómo escocía.

Loki

Masculino — Caín/Abel/¿Adán?

Castigados. Que manda cojones que, con tantos años, los castiguen como críos. Pero así es St. Peters, y por mucho que todos ladren como perros y se quejen, nadie es capaz de sublevarse de forma definitiva ¿Muchas cosas en juego? Como sea, ambos estaban castigados. El Padre Fulanito consideró que ellos dos eran los únicos posibles responsables del incidente, y como no tenía pruebas específicas de la culpabilidad de ninguno, los culpó a ambos. Todos somos culpables hasta que se demuestre lo contrario. Alguien activó la alarma de incendios en plena misa del domingo, y  parte de suspenderla y evacuarla -con todos los estudiantes empapados de arriba a abajo- se echaron unas risas. En reaildad, Bazz estaba en el sitio equivocado en el momento equivocado. Por eso, en cuanto puso un pie en el aula de castigos, casi le escupe en el ojo a su compañero. "Bueno, pero nos he librado de la misa", se defendió el otro, tan tranquilo. Y, como tenía razón, el sueco tuvo que echarse una risa. ¿Conclusión? No se forjó una amistad, pero sí un colegueo reseñable. Juergas, copas, fiestas... y la promesa de volver a inundar la universidad, alguna que otra vez.  

Tyr

fem/masc — Casa indiferente

Que por qué se comió el marrón es un misterio universal. La cosa es que, por alineaciones de los planetas, ambos coincidieron en el pozo un martes, a las tres de la mañana. Venían de sitios distintos, pero la casualidad los hizo encontrarse, y fumarse un cigarrillo juntos antes de volver a sus Casas. Allí estaban los dos, saltándose las normas a dúo. También escucharon a la vez los pasos, cada vez más cerca, y se dieron cuenta al tiempo de que el encontronazo con el profesor era inevitable. Miraron a su alrededor, aunque no había posibilidad de irse de allí antes de que llegara. Así que Bazz, en un arrebato de locura transitoria, empujó a su acompañante hasta detrás de un seto, y se sacrificó como un martir por los dos. Se comió el castigo, la bronca, y todas esas mierdas, mientras el otro pudo volver a su cuarto tan tranquilamente. Claro que hablamos de una persona con conciencia, y con sentimientos, que ahora está empeñado en devolverle el favor como sea.

Saga

fem/masc — Casa indiferente

Hablamos de una persona orgullosa. De esas que se jactan de todo lo que hacen bien, o que les cuesta reconocer cuando se equivocan; en realidad, no importa. Lo verdaderamente importante es que es alguien que, en un momento dado, tomó una decisión deseperada por el bien futuro... y en cierto modo, se arrepiente. Llevaba fatal esa asignatura, y sabía que el profesor en cuestión había dejado el examen sobre su escritorio para la mañana siguiente. Así que, haciendo de tripas corazón, se coló e el despacho, y se hizo con el papel que tanto deseaba. Sabía que en la habitación contigua había una fotocopiadora, así que se escurrió por la puerta hacia la maquina en cuestión. Justo en ese momento, Bazz entró en el despacho. Sí, también quería el examen, pero él no es alguien de moral intachable. El chico buscó el papel, pero no estaba. Oyó ruido en la otra habitación, y salió por patas. En su huida, algo llamó su atención: una pulsera, que se coló en la muñeca antes de salir de allí echando leches. En su retirada, cuando ya estaba lejos del despacho, se cruzó con el profesor, lo que le extrañó bastante. ¿Quien estaba, si no, haciendo fotocopias? La respuesta la tuvo cuando, al día siguiente, alguien vino reclamando la pulsera.  

Nerta

femenino — Preferiblemente Caín.

Bazz sabe que no es un chico, no hay más que verla, pero a veces se le olvida. En realidad, aún le sorprende cómo puede comportarse como lo hace con esta mujercita. Recuerda la primera vez que la vio, y que lo primero que pensó fue en lo buena que estaba; actualmente, ni siquiera tiene en cuenta este hecho. La chica y él son tan parecidos, en realidad, que para Bazz estar con ella es como estar consigo mismo. No es que sean mejores amigos, o que vaya a contarle sus miserias... Es solo que sienta bien estar con una tía sin la incómoda tensión sexual metiendo el dedo. Le gusta hablar con ella porque es sencilla, nada de los dramas típicos del género femenino. Se siente cómodo, tranquilo, poco cohibido. Pueden hablar de lo que sea, y ella no le calienta la cabeza con cosas de tíos, manicuras o compresas.