Houston, we have a problem — tramas.

Su mejor amigo, compañero de aventuras, chef personal y la almohada perfecta. Se conocieron de una manera muy tonta, o así siempre lo ha creído Grace. De forma resumida, ambos coincidieron en los alrededores de St. Peter, dándoselas de Dora la Exploradora, chocaron mientras exploraban el lugar y vivieron felices para siempre; porque desde entonces no dejaron de juntarse, hacer el tonto, jugar vídeo-juegos, hacer competencias absurdas, y un largo etcétera.

Es prácticamente su hermano, con quien no tendría vergüenza de estar en ropa interior, hablar con la boca llena, decir groserías como camionero o hacer competencias de eructos. El que le busca la pizza más sana que vendan, el que le sacaría el alcohol a la cerveza para que la pudiera beber sin tener un coma, el que la considera un chico más. Y aunque todo parezca color de rosa, su amistad sigue siendo de amor/odio porque, ¿qué bicho le ha picado para llamarla cada día a las 6 a.m. para despertarla? A veces lo estrangularía con sus propias manos, pero en verdad lo quiere (en su estilo propio de querer).



Si Grace tuviese que saltar por alguien, lo haría por ella, su mejor amiga. Se conocieron en la fiesta de bienvenida de la universidad y desde entonces son inseparables. Grace no tiene reparos en insultar a los que se meten con ella, desde brujas penosas hasta ex-novios malditos, podría hacer un libro completo con los consejos que ha terminado dándole de cada decepción con personas. No importa qué tanto peleen, siempre vuelven a estar juntas. Ella es la persona que más la entiende, a quien le contaría todos sus secretos sin desconfiar, y con quien puede ser la Grace real, sin miedo a decepcionar. De todas formas, siempre intenta hacer bien las cosas porque no podría sentirse cómoda si la pierde.

Si no la tuviese cerca, muchas veces habría olvidado sus dosis de insulina y no seguiría en pie para contarlo. Es quien le lee la mente y con quien podría burlarse de las personas sin un límite. Los ataques más grandes de risa han sido con ella y los llantos más terribles también, porque en buenas y malas siempre está ahí para prestarle su hombro.



La broma que la dejó tirada en una camilla del hospital. Esta persona vio a Grace en una fiesta y dio con el blanco exacto. A ella le encanta salir y festejar pero no se puede dar el lujo de muchos, bebiendo o comiendo comida basura, su salud no se lo permite, pero si se trata de bailar es la reina de la fiesta. El bromista creyó que Grace era de las aburridas sólo porque se dio cuenta de que bebía agua y no alcohol, ¿qué hizo? Lo obvio, cambiarle el vaso por uno más potente y conseguir que diera un sorbo tan grande que la dejó en las nubes de inmediato. Empezó con un dolor de cabeza, le siguió el hormigueo y acabó botada en el piso.

Grace acabó en el hospital, no fue nada grave pero sí un llamado de atención. En el hospital no le creyeron su historia y tuvo que soportar una charla de "ayuda y cuidado personal de diabéticos" para que no atentara contra su vida. El bromista pudo escapar luego de cometer su error o afrontarlo y acompañarla al hospital por culpa, sea la elección que sea, Grace recuerda su cara y necesita explicaciones. Pueden acabar siendo amigos y el episodio transformarse en una anécdota, o bien, quizás sus personalidades no se complementen y terminarán detestándose, lo dejo a elección de quien tome la trama.  



Se conocieron en la enfermería de la universidad y desde entonces no han dejado de hablar. Grace odia los lugares que se relacionan con salud, que huelen a hospital, que son aburridos y desesperantes. Pero esta persona hizo que fuese tan entretenido que el tiempo se le pasó volando, tuvo la capacidad de llegar a Grace sin demasiado esfuerzo. Entre risas, anécdotas, leyendas sobre la enfermera, y temas varios, lograron soltarse, cosa que Grace no hace con facilidad. Los motivos de por qué estaba ahí son a elección de quien tome la trama, lo importante es que congenió bien con ella al punto de intercambiar números telefónicos y mantenerse en contacto.

Si se ven en los pasillos se saludan como si fueran viejos amigos, porque cuando un desconocido te saca carcajadas como las de ese día es difícil de olvidar. Hasta se ha ofrecido para hacerle compañía cuando tenga que ir a sus controles periódicos al hospital de la ciudad. Es una de las personas más geniales que ha conocido en St. Peter y ya le tiene un gran aprecio.