tales of a sugar plum fairy + aq.

írala, atrévete a acercarte. Cuenta sus pecas y hazle saber que un millón de constelaciones se esconden en su rostro. Dile que Júpiter está atrapado en su mirada, que polvos cósmicos son el núcleo de sus huesos. Trenza su cabello con princesas y dragones, convéncela de que el bien siempre reina sobre el mal. Tapa sus ojos, cubre sus oídos. Enséñale las canciones que las sirenas escribieron por cientos de años sólo para ella, muéstrale el mapa de Nunca Jamás. Permítele bailar con piratas pero aléjala cuando intenten clavar el garfio en su corazón. (No la dejes ir sola, no sueltes nunca su mano—no será una niña perdida; será Wendy y Tinkerbell y Tiger Lily).

Háblale de castillos de cristal y príncipes azules, pero no demasiado o su cabeza se llenará de fantasías. Costrúyele su propio cuento de hadas y conviértela en la protagonista, nunca en un personaje secundario. Abrázala porque lo necesita y empapa su cuerpo de residuos de estrella, mas nunca le digas por qué cayeron. (La decepción la marchitará como a una rosa en invierno).

Ámala hoy, mañana y siempre. Quiérela antes de que lo olvide, enséñale que las princesas pueden salvarse a sí mismas. Llénale el pecho de fe y las venas de Dios, sin importar cuán lejos su mente esté en aquel País de las Maravillas. (Pero no le dejes seguir conejos dentro de agujeros en la tierra, las maravillas de aquel país no son tan buenas).

abía una vez...

l fin.